Desayuno en la esquina, panadería re top, nos cruzamos con Carolina, española recién llegada desesperada por algo de info sobre alojamiento y hablar en español.
No era su primera vez en India, pero si en Calcuta, luego de 7 años visitando la India y en general por 5 meses cada viaje, la tiene más que clara pero el desconcierto del tren retrasado por 12 horas la dejó sin dormir.
Al rato llegó un contacto de ella y Raúl su amigo de viaje, un indio Rish, que vino a ayudar a conocer la ciudad.
Nosotros no sabíamos donde hablar, que escuchar, mareados y dormidos no entendíamos nada, mucha información junta, y no sabíamos cómo había pasado todo eso. Después de anotar varias cosas nos despedimos.
Los tickets del tren…en un día festivo.
Una lluvia furiosa pero corta, nos dejó caminar hasta la oficina de reservas de boletos de trenes, llegamos a las 13 hs a una sala con un solo turista.
Había que llegar para retirar uno de los 60 números que daban por día ya que cerraba a las 14 hs por ser medio feriado gracias al Puja…No convencidos y enojados de la situación, encontramos un bus hacia la terminal Sealdah que nos recibió con mucha lluvia y gente por doquier. No hubo caso después de preguntar y dar vuelta por los tres pisos, oficina cerrada desde las 14 hs.
Volvimos al guesthouse, sucios de piernas y pies, mucha agua barro y mugre, esperamos a que pare un poco en unos mercados cercanos, al grito de «Ohh Argentina!! Maradona, Messi!!! Good football, nice country»
Caminamos mucho en el día hasta que tomamos el metro. Ese trayecto fue una de las cosas más impactantes en el día y medio que estábamos en India, vimos de todo por las calles. Frustrados y cansados llegamos sin recorrer nada de lo poco turístico, pero ya empezado la aventura india.
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